Los amigurimis son una costumbre artesana en Japón, dónde forman parte de la cultura de lo kawaii, término que se traduce como bonito, tierno y/o adorable.
Más allá de su uso como figurita decorativa o juguete, el objetivo que persiguen es alimentar el espíritu del niño que todos llevamos dentro.
Según la costumbre cada amigurimi posee un "alma" que lo convierte en el compañero y confidente de su dueño, proporcionándole protección, seguridad y consuelo en los momentos de estrés y tristeza.
Son objetos de apego ligados a conceptos de amistad, complicidad y compañía.
En algunos casos son usados como amuletos personales y también en casas, negocios y puestos de trabajo. En Japón es usual verlos en las oficinas al lado de los ordenadores como un símbolo de adorno personal o como recordatorio de respirar, sonreír y hacer una pausa.
Más allá de su uso como figurita decorativa o juguete, el objetivo que persiguen es alimentar el espíritu del niño que todos llevamos dentro.
Según la costumbre cada amigurimi posee un "alma" que lo convierte en el compañero y confidente de su dueño, proporcionándole protección, seguridad y consuelo en los momentos de estrés y tristeza.
Son objetos de apego ligados a conceptos de amistad, complicidad y compañía.
En algunos casos son usados como amuletos personales y también en casas, negocios y puestos de trabajo. En Japón es usual verlos en las oficinas al lado de los ordenadores como un símbolo de adorno personal o como recordatorio de respirar, sonreír y hacer una pausa.
Mi pequeño demonio |
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